Emprender en el siglo pasado era competir todo el tiempo; solo competir y destacarse, tratando de que nuestro destaque opaque a nuestra competencia potencial, y nos realce a nosotros y a nuestra oferta. Esto nos mantuvo en una burbuja propia en la mayoría de los casos.  Nuestra red de contactos, en aquel entonces, se ceñía casi exclusivamente a los clientes y proveedores usuales, y algún que otro colega con el cual se compartía una confianza extrema, y también muy relativa. Pero para nuestro beneplácito y también el de nuestros negocios, el nuevo siglo llegó, con nuevas tecnologías y nuevas formas de relacionarse, y esto nos adentró en un nuevo mundo: el mundo de las redes. Incluso ya nos habíamos enterado hacia muchísimo tiempo que nadie nace sabiendo, que los mercados debían ser atacados con conocimiento y que el conocimiento mejor es el que obtenemos dentro de un mercado y no desde fuera.

La más importante de las herramientas disponibles en el nuevo mundo de los negocios no la tenemos nosotros, no la tienen otros, sino que la tenemos todos y se llama networking. Trabajar en red, compartir conocimientos, poner en común experiencias, colaborar, colaborar y colaborar. Esta modalidad nos está permitiendo un nuevo y maravilloso mundo de cooperación: donde antes teníamos solo competencia hoy encontramos aprendizaje, donde antes solo teníamos cuidado hoy hallamos conocimientoen lugar de dudas.

El solo concepto de colaborar, a nivel dialéctico tiene una increíble fuerza positiva, en tanto que la competencia, por más tinte positivo que queramos darle, siempre nos pone un poquito en guardia; y en todo grupo de trabajo que se forma, sin importar el propósito, la actitud defensiva es una traba para obtener resultados sobresalientes, independientemente del área de la empresa o del negocio del que se trate. La cooperación profesional está de moda y nos hace más aptos para afrontar desafíos en un ambiente cambiante y vertiginoso, cuya velocidad escapa a nuestro control.

Colaborar con nuestros colegas nos pone a prueba continuamente: por un lado refuerza lazos de confianza que deben ser sustentados mediante la responsabilidad mutua, y al mismo tiempo requiere altas dosis de empatía para dar y recibir contactos, conocimientos, técnicas, y clientes. Todo ello nos obliga a abrirnos a la posibilidad de elevar nuestros niveles de servicio, de explorar nuevos mercados, adoptar tendencias y obtener nuevas aptitudes, siempre pensando en que cada uno de los participantes en nuestra red profesional es también nuestro cliente.

Los emprendedores debemos echar mano en forma completa no solo al concepto del trabajo colaborativo, sino también ejercitar fuertemente las aptitudes de base que son indispensables en este menester: solidaridad, generosidad y honestidad. Solo de esa forma las redes que formemos resistirán no solo el paso del tiempo o las inclemencias de los mercados, sino el cambio mismo, no resistiéndolo sino adaptándose a él.

* Marcelo Carbone es consultor, especialista en Gestión y Calidad, emprendedor serial, asesor de empresas y pymes, docente y CEO de Grupo Crescent y Pertix Tech. Desde su cuenta de Instagram @marcelocarbone comparte tips y consejos para emprendedores.